
Los entendidos en la materia indican que muchas veces los errores o malas decisiones no se producen en el proceso de la toma de decisión propiamente tal, es decir, en el análisis de alternativas, en la no valoración adecuada de costos y beneficios, etc., sino que en la mente del que toma la decisión, toda vez que nuestro cerebro nos puede hacer caer en ciertas trampas que desembocan en una mala decisión.
Se han identificado ocho de estas trampas sicológicas que tienen gran probabilidad de afectar la manera en que los individuos decisores adoptan sus decisiones empresariales, tema que puede llegar a ser muy relevante en las PYMEs ya que el empresario es el encargado de casi todas las decisiones importantes.
Una de esas trampas más importante es la denominada "del ancla", que consiste en en darle un peso desmesurado a la primera información que se recibe. Así, estas primeras impresiones, estimaciones o datos iniciales sujetan los pensamientos y juicios posteriores, configurando este fenómeno mental tan común y frecuentemente pernicioso.
En post siguientes daremos más detalles de estas trampas y nos detendremos en los pasos necesarios para tratar de eludirlas.